Por poco tiempo se piensa que los
Países Bajos no se verán comprometidos en la guerra; sin embargo, el 10 de mayo
de 1940, tropas alemanas invaden el país. Cinco días más tarde, los Países
Bajos se rinden y el país es ocupado por los alemanes. Poco después, los
ocupantes imponen medidas antijudías. Los judíos tienen prohibida la presencia
en cada vez más sitios, Ana y Margot tienen que concurrir a una escuela
exclusiva para judíos y Otto pierde su empresa.
La vida de Ana se ve cada vez más
obstaculizada por las medidas antijudías del ocupante alemán. Por ejemplo, la
obligan a ir a un colegio judío. Y la piscina pública, el cine y el tranvía se
vuelven terreno prohibido.
Cuando fracasa un nuevo intento
para emigrar a los Estados Unidos, Otto y Edith Frank deciden esconderse. En la
«casa de atrás» del edificio donde funciona su fábrica, Otto prepara un recinto
donde esconderse. Para ello, recibe la ayuda de Hermann van Pels – su empleado
judío – y de sus empleados Johannes Kleiman y Víctor Kugler.
El refugio de Prinsengracht 263 es relativamente grande. Hay lugar para dos familias, lo que resulta excepcional, pues en la mayoría de los casos los padres e hijos que se esconden lo hacen por separado. La mayoría de los escondites secretos son espacios reducidos, situados en sótanos húmedos o desvanes polvorientos. Únicamente quienes se refugian en alguna granja salen a veces al aire libre, cuando no hay moros en la costa.
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